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jueves, 24 de abril de 2014

ORIÓN !otra vez! Manejando y hablando por celular (Vídeo)


Y lo peor es que este chofer (de Orión) lo hacía mientras transitaba por las cuadras donde, esa misma empresa, el 2011 atropelló y mató al joven reportero Ivo Dutra. Algo para nuestra reflexión es que al fresco conductor ningún pasajero le llamó la atención, es más, una unidad del Serenazgo  —como verán en el vídeo— estuvo delante del Fresco mientras éste cometía la acción de alto riesgo y no hizo nada. Sé que Serenazgo no puede intervenirlo, pero –por lo menos- pudo llamarle la atención. Frente a la desgracia de nuestro transporte público, los policías y los chalecos (como los llaman a los fiscalizadores de la municipalidad) son insuficientes. Deberían darles facultades a los serenos para que puedan intervenir y más.

viernes, 18 de abril de 2014

Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. El duelo de la soledad

 
Los dos más grandes representantes de la literatura Latinoamericana, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, dos puertas distintas debajo de la soledad. Una que la escucha y sabe sentarse con ella para que, algún día, pierda el poder de “decidir —por nosotros—  hasta la forma de cómo morir”.  La otra entrada —o salida— que también escucha a la soledad, pero no se sienta con ella; en cambio sí sabe decorarla o reformarla, hasta que aceptemos, y con gusto, la forma que eligió nuestra muerte.
Cuando leo a Gabo siento y veo a un grupo de hormigas, sucias o limpias, cómo cargan bolitas de tierra húmeda, pajitas secas o retazos de hojas, ingenieras del sueño, hasta crear un palacio o una ciudad de barro, llena de historias que tienen vida propia y que no saben cómo despertar de la cruda realidad.  Cuando leo a Vargas, sobre todo el de las últimas décadas,  veo a las mismas hormigas, pero limpias, con uniforme, cargando ladrillos y fierros, manejando camionetas 4 x 4; hasta que decide a grandes pasos la soledad de los insectos, que tienen vida propia y que el autor los despierta a una realidad paralela. Esa, donde no hay sitio para el amor en los tiempos del cólera.
 
Cada lector elige cómo le gusta que le cuenten las historias; para mí Gabo no solo creó y contó, sino que se metió en mi sueño y allí jugamos a vivir. Descansa en paz.

sábado, 5 de abril de 2014