Imagen cortesía Caminante Bohemio (Francisco López) |
Este martes una serpiente de cuadras y cuadras —que parecía una alfombra
rústica sin fin— silbaba, bramaba y gritaba bajo la cerrada noche de Lima. Era
un canto instintivo, era la justicia del pueblo amenazada, era el animal de
fuego que aplanaba las calles defendiendo su territorio de la oscuridad.
La serpiente de fuego no es casualidad, las calles no son adornos, el
grito no es un cartón que se guarda, las palabras nacen solas. Es Keiko No Va.
Buena Juan. saludos para tu papa un gran hombre.
ResponderEliminarAntonio
Gracias por el saludo, pero para decirle ¿Antonio qué?
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