Resulta risible, por decir lo menos, escuchar a uno de los implicados en el asesinato del hincha aliancista ocurrido el sábado último “toda la gente que tú ves (los matones) es gente de bien, que trabaja y estudia. No hay pandilleros, como la prensa amarilla dice". Esta gente, que refiere el implicado, y que todos vimos en las filmaciones, fue de palco en palco por iniciativa propia, dispuesta a romper puertas, ventanas, a derramar sangre y a matar y lo hicieron.
Pero, tal vez lo más preocupante, en todo este asunto, es analizar en qué diablos estamos metidos -los peruanos- después de ver estos delitos cometidos por esta ‘gente de bien’, gente que mata al deporte cuando su barra brava recorre las calles destruyendo los bienes públicos y privados, cuando mata el respeto al ser humano. Y después, ver la desfachatez con q enfrentan sus delitos (los matones) y, después, ver la desfachatez de las autoridades estafando, estafando porque están ahí para solucionar problemas y solucionan nada, pero siguen cobrando por algo q no hacen. El hombre es lobo del hombre.
Por otro lado, y también tiene que ver con todo esto, el hecho de escuchar las últimas declaraciones del fujimorista Carlos Raffo, que estuvo presente en el fujimorato, pero se declara ‘inocente’ de los delitos del fujimorismo. Montesinos fue el ejecutor y durante esos años, la prensa, los políticos y la sociedad sabía lo que estaba ocurriendo, pero a Carlos Raffo le pagaban y no decía nada, es más seguía haciendo de todo para que el Fujimorismo se siga manteniendo en el poder. Pero en la boca de Raffo es nada y eso es una muestra de lo q sucede en nuestra sociedad
¿Qué no funciona en Perú, el poder judicial, la Constitución? ¿Qué pasa con eso de q ‘no solo es culpable el q comete el delito, sino el q calla también lo es’? O en derecho penal, q claramente sanciona al: encubridor- aquel que calla la verdad del delito. ¿Qué pasa con todo eso? Escuchar al delincuente Rómulo León protestar desde el penal “¿Qué voy a hacer en el futuro?, ¿Quién me va a dar trabajo?” o gritar al preso Fujimori “soy inocente” y q viva en una cárcel dorada o que, otro delincuente, Alan García sea presidente por 2da vez y siga haciendo sus negociados junto a Jorge del Castillo y toda su cúpula y en la total impunidad,… ¿Qué pasa con la verdad, la honestidad, la moral, los principios? Pues, en el asesinato del Monumental puede estar la respuesta.
Un partido político tiene q ser responsable de sus militantes y los militantes deben ser del partido, sino la única que pierde es la población. Así como se lava las manos Julio Pacheco (presidente de Universitario de Deportes) frente al asesinato del Monumental, de la misma manera se han lavado las manos los políticos del Fujimorismo y Aprismo, entre otros, en las últimas décadas o centurias. La pelota y la honestidad peruana han muerto.
¿No es acaso la misma actitud la de esos políticos con la del asesino del Monumental: cometer el delito, protegido y respaldado por su banda y huir del país, sintiéndose intocable por el poder económico q posee? Si Alan y Fujimori lo hicieron ¿por qué él no lo haría? En Perú el delito no se paga, y ese es el mensaje que se le ha dado a la población peruana. Estas cosas suceden en todas las clases sociales, q no te cuenten que es culpa de la educación en casa, q los colegios,… y aunque la tengan en parte (y no es un delito), más responsabilidad la tienen los políticos peruanos delincuentes, fantoches, administradores de la sociedad.
En conclusión, también son culpables Alan y los Fujimoris de la muerte del joven aliancista Walter Oyarce. Y aunque no sea punible en este caso, sí deben pagar por sus delitos aún impunes. Esa es la única manera de enseñar a la población de que en Perú no se puede transgredir la ley y las buenas costumbres y quedar como si nada. Presidente Humala, ahora la pelota está en su cancha, esperamos, queremos, los que hemos votado por usted, no mate a la pelota.
Lo siguiente es de lo q carece el Monumental, los mismo pasa con la política tradicional peruana :
- El local carecía de separadores efectivos entre palco y palco. (Los tránsfugas)
- No existe vigilancia particular, cualquiera ingresa a la zona. (Delincuentes son congresistas)
- Los palcos se subarriendan y cada conductor lo administra como desea. (Arreglos entre bancadas en los plenos)
- Las rutas de evacuación entre ambos bandos se cruzan, no están separadas. (nadie es responsable)
- Los agresores actuaron a su libre albedrío. Nada ni nadie pudo intervenir. (La inmunidad)
- No existe auxilio médico inmediato. La víctima agonizó más de media hora. (Imagínense)
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