“El primer principio de la acción no violenta consiste en no cooperar con cualquier cosa que sea humillante”- Gandhi. Frase rememorada por el periodista David Roca Basadre en su columna de Hildebrandt en sus Trece; Roca Basadre también nos recuerda sobre la “democracia directa” que se practica en las rondas campesinas de nuestro Perú profundo, en la gente del pueblo rural y barrios pobres de la urbe; significa que si sus representantes o autoridades no les cumplen lo ofrecido, la democracia directa que practican entra a tallar y los sacan con chicote o sin chicote.
Ollanta Humala ha mentido a todo Perú, pero la gente de Bambamarca o Celendín, organizada y “unida” (como debe ser la democracia), son los únicos que protestan con la JUSTA MEDIDA por el engaño DIRECTO -y sin ni siquiera temblarle la voz del ahora presidente- en su mítines electoreros. Srs., en este caso no se trata de que ‘los políticos ofrezcan cosas que no pueden cumplir’, en este caso, y por las circunstancias de ‘vida o muerte’ del conflicto desde antes de que el mentiroso se ganase ese adjetivo, se trata de una burla, de un negociado por poder, de una destrucción y enajenación total de la política peruana y, por último, un desprecio total por la vida de las personas (de segunda clase él debe pensar-deja vu). Humala sabía lo que significaba ‘encender la pradera’ y lo que causarían sus mentiras y no le importó —pesaron más sus ansias famélicas de poder criadas desde casa— e igual lo hizo (con alevosía). Ahora empezamos a ver los resultados de su angurria. Toda la derecha se ha encargado de tratar de excusarlo con la frase “una cosa es con guitarra y otra con cajón”; claro que es así si es que se continúa en la misma fiesta de enriquecimiento ilícito y elitista desde la política y con el engranaje institucional del Estado y dentro de un libre mercado impuesto por una Constitución impuesta. Sin embargo, los peruanos votamos por un cambio de fiesta, es hora de que pongamos coto a la mentira y exijamos el cambio por el que votamos.
La vida asesinada del joven Medina debería ser motivo suficiente para que entren en crisis el presidente y el primer ministro; sin embargo, este último se ha paseado por todos los medios diciendo “¿Por qué voy a renunciar?” y el domingo último agregó (con otras palabras) “Si por cada problemita va a renunciar un ministro no habría estabilidad en el Gobierno”. Sino conocías el significado de ‘caradura sin sangre en la cara’, ahora ya lo sabes.
La siguiente información la he recogido, en gran parte, del último Hildebrandt en sus Trece, menos las conclusiones de la autopsia del Ministerio Público:
César Medina Aguilar
Ya no era un niño, según la información en Hildebrandt en sus Trece, tenía 16 y no 17 como se decía en los medios. No obstante, para los que hemos pasado los treinta, podemos decir —con un cierto aire de añoranza— que un joven de 16 es todavía un niño. El semanario recogió las declaraciones de la mamá del joven asesinado “Me hubiese ido con él. Mi hijo ha sido bien noble y ha estado pasando con su mochilita por ahí a recoger el cuaderno de su amigo y ahí le han dado su muerte, le ha caído en la sien el balazo(…)”. (Justicia Ollanta -Valdés)
Protocolo de autopsia de César medina Aguilar – Ministerio público:
Mauro Siles, alcalde de Celendín
Fue quien en el 2004 la ordenanza municipal N° 020 que declaraba zona intangible contra la explotación minera a toda el área correspondiente a las lagunas “Azul, Perol, Cortada”. Con el tiempo, Siles dio un “giro” (cualquier semejanza con Humala es pura coincidencia) y se pronunció a favor del proyecto minero Conga. Obviamente los shilicos se sintieron traicionados y el converso quedó sin legitimidad social; después debió renunciar a su cargo e irse de la ciudad porque –consideraba- no había garantías para su vida.
Impuesto el 1er estado de emergencia, acto seguido, llegó la 2da imposición: Siles pudo retornar a su despacho edil. Y COINCIDENCIA, JUSTICIA,… Siles participó de la mentada reunión de alcaldes provinciales y distritales con el psdt Humala y que la gran prensa VENDIÓ como un ‘respaldo’ a Conga. (Justicia Ollanta- Valdés)
Muertes en Cajamarca la semana pasada
Algunas versiones en los medios de Lima señalaron que incluso los manifestantes en Cajamarca se hirieron entre sí y que César Medina murió por una pedrada de los propios revoltosos. También se informó, inicialmente, que los policías y militares presentaban heridas de bala. Todo eso fue un sicosocial. Las balas resultaron ser de fusil, el adolescente también murió por un arma de largo alcance y los manifestantes no tenían ni pistolas ni escopetas.
Carlos Chávez Silva, director del Ministerio de Salud informó: José Silva – impacto de bala en la región occipital, el obrero José Rodríguez – una herida de bala en la región pectoral, menor de edad César Medina – muerto por un severo traumatismo encéfalo craneano.
Reinaldo Núñez, director regional de salud de Cajamarca, manifestó: “Es lamentable que se quiera mentir a la población cajamarquina y peruana sobre los tres muertos en Celendín (…) Los resultados son contundentes y determinan que fueron armas letales las utilizadas, ya que un perdigón no puede llegar a hacer el daño que sufrieron estas personas (…)” También señaló que todos las heridas de los civiles son por armas de fuego y que los cuatro policías internados habían sido heridos por la proximidad de algún artilugio pirotécnico usado con propósitos ofensivos.
Termino con el pedido de la madre César Medina que, estoy seguro, también es de la población peruana: Estaba en quinto de secundaria y era el primer puesto de su clase. “Quiero que se haga justicia para un muchacho inocente, mi hijo no ha sido callejero ni malo con nadie (…)”
(Justicia Ollanta- Valdés)