!Otro presidente! Gritaba la gente con cierta rabia contenida y con mucha indignación. Ayer
en Lima, como en muchas otras ciudades de Perú se levantaron contra el Gobierno
de Ollanta Humala, le dijeron basta de mentiras, basta de traiciones. Tomando como
acicates, para levantar el puño y la voz, la mentada Ley Servir principalmente (que
es una amenaza real para 1’200.000 empleados públicos), la Ley Universitaria
(que, al final de cuentas, intenta desaparecer la educación pública) y otras
demandas de cuantiosos gremios populares.
Al oro de Cajamarca, a los recursos naturales de Perú, a la estabilidad
laboral, a los jóvenes, a la Izquierda, a su padre, a su madre, a millones de
peruanos que creyeron en él, a su piel cobriza del 2006, a los TLC, a las concesiones,
a la independencia de los medios de comunicación, a Velasco, al comunismo, al
socialismo, a Fidel, a Chávez, a Correa, a Evo, a la UNASUR,… Ollanta Humala
Tasso ha traicionado todo lo que podía traicionar, y al son de cierto grado de
estupidez, en sus conferencias o proclamaciones populistas se atreve a criticar
a los muchachos que llevan el pelo largo o algún arete puesto, exhorta la moral
en la gente, pide luchar contra la corrupción…
Parece que nuestro presidente, Cosito,
tiene la brújula al revés o su calibrador se ha vencido. El mentir y/o
traicionar, para él, no tiene nada que ver con la moral, con la corrupción.
Ollanta Humala está corrupto, ya no te mientas.
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